Las startups, a diferencia de las pymes, son empresas basadas en la tecnología, que tienen la capacidad de crecer rápidamente y con un alcance internacional. Generalmente las relacionamos con innovación, esquemas disruptivos y una capacidad alta de captar capital. Sin embargo, toda esta combinación de cualidades y habilidades deben enfocarse de muy buena forma para que la startup pueda crecer de una forma responsable, sustentable, íntegra y transparente.
El compliance busca ofrecer a las startups un marco de trabajo claro, que les permita aplicar las mejores prácticas en temas de integridad y de buen gobierno corporativo, plasmándolo en su ADN para que todo movimiento comercial u operativo que se realice contemple los posibles riesgos asociados, planes de mitigación, políticas y procesos dentro de la organización.
El compliance no necesariamente debe implicar una alta inversión, las startups regularmente inician con pocos recursos, por lo que se torna importante tomar en cuenta el “principio de proporcionalidad”, donde se pueden aplicar modelos de compliance ajustados a la realidad de la organización, instalando las mejores prácticas de forma gradual y buscando el mayor impacto con el menor esfuerzo, bajo metodologías ágiles. Todo esto con el objetivo de construir confianza con el mercado y vínculos de integridad con sus empleados, clientes, proveedores, inversionistas y socios, porque ¿a quién no le gustaría contar con un socio íntegro y responsable?
Las startups deben visualizar el tema de compliance como una inversión, es un “campo de fuerza” que están creando para combatir muchos de los riesgos a los cuales se enfrentan las organizaciones hoy en día. Si lo vemos desde un punto de vista penal, las leyes de los diferentes países, gracias a las recomendaciones realizadas por la OCDE, ya contemplan la responsabilidad de las Personas Jurídicas. Por ejemplo, en Costa Rica está la Ley N°9699, en Perú la Ley N°30424, en Chile la Ley N°20393 y en México el Código Nacional de Procedimientos Penales. Todas estas leyes contemplan sanciones que pueden ocasionar multas importantes para las empresas hasta llegar a la inactivación de las mismas.
El tomar acciones y dar pequeños pasos, es el mejor camino para la implementación de un programa de compliance dentro de una startup, iniciando con la aplicación de mejores prácticas en temas de integridad para crear una cultura basada en la ética, generando los procesos para la identificación y gestión de riesgos inherentes a la organización, estableciendo los programas de entrenamiento y evaluación tanto del personal interno como externo a la empresa, así como los canales de denuncia pertinentes. Todo esto no se puede quedar en políticas de papel, debe ser un sistema vivo que se mejore con el pasar del tiempo, que crezca y madure, debe tomarse como nuestro día a día para la ejecución de la operativa de las organizaciones.
Las startups poco a poco se están convirtiendo en bastiones importantes de las economías de los países, son empresas que vienen con el impulso para “comerse” al mundo, pero esta misma característica de globalización, hace que los factores a tomar en cuenta sean mucho mayores y por esta razón necesitan contar con un “campo de fuerza” que las proteja de los riesgos asociados a su capacidad de crecimiento.